El CÓNDOR rey de Los Andes

Crecí en un pueblo pequeño en el sur de Chile a los pies de un gran cerro cubierto de Avellanos y Robles de la Cordillera de la Costa de nombre Cayumanque, que quiere decir seis cóndores en idioma Mapudungun. Ya en esa época esas enorme aves de más de tres metros con sus alas extendidas, el más grande ser volador del planeta, se habían marchado de allí muchos año atrás, los más viejos tenían que buscar en lo más recóndito de su memoria para recordar algún Cóndor visto en su niñez a principios del siglo XX en la zona. Tuve que esperar muchos años para tener la oportunidad de conocer cara a cara al gigante de Los Andes en estado libre, fue en Santiago en el Cajón del Maipo una mañana de un sábado hace como unos 20 años en que junto a un grupo de amigos pedaleábamos en bicicleta de montaña, valga la redundancia, montaña arriba por el camino del Alfalfal que va colgado por el borde del Cajón del Colorado a mas de 100 metros sobre el río del mismo nombre, que en el silencio del esfuerzo, en un momento, voltee la mirada y vi como en cámara lenta planeando al lado nuestro a no más de unos 30 metros en el precipicio, varios Cóndores encabezados por un inmenso macho que circunspecto y flemático también volteaba su cabeza y nos observaba, se deslizaban por el aire como suspendidos en el viento en paralelo a nosotros que también avanzábamos, pero en dos ruedas, desaparecían en el abismo para luego volver a aparecer, y así unas  3 o 4 veces, el aire estaba cristalino y esos momentos me quedaron grabados para siempre. Fue una experiencia increíble, deslizarse en la montaña junto a esos mágicos seres de la cordillera, mirarnos a los ojos bien de cerca para luego marcharnos cada uno por su camino, para no volver a encontrarnos nunca más. Pensé que todo había sido obra de mi imaginación, pero los demás habían experimentado la misma mística  experiencia. Semanas  después cuando  pedaleábamos otra mañana por  el  mismo  lugar, vimos  a  Sergio Nuño con  todos sus equipos  de  televisión,  esperando por un 
similar encuentro, creo que los reyes de la montaña no volvieron a regalar un momento irrepetible como el que nosotros vivimos. Por ello es que me pone tan triste saber que hoy en día, así me cuentan unos amigos, para poder fotografiar tan de cerca a los Cóndores hay que acudir al basurero de la gran ciudad en la localidad de Montenegro en Til Til para encontrar allí un grupo de unos 40 de los otrora orgullosos amos de la montaña rebajados a escarbar como pordioseros entre los desperdicios de los restos de nuestra civilización con los que nosotros inconscientes inundamos el planeta. Nuestros pueblos originarios en una relación muy distinta con el gigante piensan que es el Rey de las Aves, para la cultura Mapuche el Manque a través de su imponente envergadura con sus colores blanco de las nieves eternas y con el negro de los precipicios de roca simboliza a la Cordillera de los Andes, para ellos esta ave simboliza las virtudes esenciales de su cultura reuniendo en si los atributos de Kimche o persona sabia, Norche del que ama la justicia, Kümeche que es la persona bondadosa y Newenche que es el fuerte, tanto por poseer reciedumbre espiritual como también física. Tan impresionante es este gigante que no solo es el ser volador más grande de la naturaleza sino que además es el que posee la capacidad de volar a la mayor altura, se dice que en su vuelo supera los 7.000 metros por encima de muchos de los altos picos de Los Andes. Las más antiguas culturas del continente Sudamericano ya rendían culto al Cóndor, así ocurre en Tiahuanco donde en la Puerta del Sol de unos 2.200 años se presenta al Cóndor como guardián de Viracocha que es el Dios Creador que emergió del Lago Titicaca. En los tiempos modernos también los fundadores de las nuevas repúblicas de Sudamericana consideran al Cóndor como un símbolo que encarna grandes virtudes, así ocurre con Chile, Bolivia, Ecuador y Colombia que tienen al Cóndor en sus respectivos escudos nacionales. No hace muchos años el Cóndor habitaba a lo largo de la Cordillera de los Andes desde su nacimiento en Colombia en la Sierra de Santa Marta, hasta perderse en los confines del continente en el Cabo de Hornos en Chile, se le encontraba no sólo en la montañas sino también a la orilla del Oceano Pacifico. Este reinado del Cóndor sobre todas las aves puede observarse en el poema de Pablo Neruda titulado ODA A LAS AVES DE CHILE, donde el Premio Nobel "Pajarero" nos presenta al universo de la fauna alada de Las Aves que Viven en Chile y nos dice: "Aves de Chile, de plumaje negro, nacidas entre la cordillera y las espumas, aves hambrientas,  pájaros sombríos, cernícalos (Falco sparverius), halcones (Falco femoralis) (F. prergrinus)águilas (Geranoeatus melanoleucus) (Pandion haliaetus) de las islas, cóndores (Vultur gryphus) coronados por la nieve, pomposos buitres (Coragyps austratus) (Cathartes aura) enlutados, devoradores de carroña, dictadores del cielo, aves amargas, buscadoras de sangre, nutridas con serpientes, ladronas, brujas del monte, sangrientas majestades, admiro vuestro vuelo. Largo rato interrogo el espacio extendido buscando el movimiento de las alas: allí estáis, naves negras de aterradora altura, silenciosas estirpes asesinas, estrellas sanguinarias. En la costa la espuma sube al ala. Ácida luz salpica el vuelo de las aves marinas, rozando el agua cruzan migratorias, cierran de pronto el vuelo y caen como flechas sobre el volumen verde. Yo navegué sin tregua las orillas, el desdentado litoral, la calle entre las islas del océano, el grande mar Pacífico, rosa azul de pétalos rabiosos, y en el Golfo de Penas el cielo y el albatros (Diomedea exulans) (D. epomophora) (Thalassarche bulleri) (T. cauta salvini) (T. chrysostoma) (T.  melanophris)la soledad del aire y su medida,  la ola negra del cielo. Más allá, sacudido por olas y por alas, cormoranes (Phalacrocorax gaimardi) (P. bougainvillii) (P. brasilianus) (P. magellanicus) (P. atriceps)gaviotas (Larus dominicanus) (L. modesstus) (L. pipixcan) (L. serranus) (L. maculipennis) y piqueros (Sula variegata)el océano vuela, las abruptas rocas golpeadas por el mar se mueven palpitantes de pájaros, se desborda la luz, el crecimiento, atraviesa los mares hacia el norte el vuelo de la vida. Pero no sólo mares o tempestuosas cordilleras andinas procreadoras de pájaros terribles, eres, oh delicada patria mía: entre tus brazos verdes se deslizan las diucas (Diuca diuca) matutinas, van a misa vestidas con sus mantos diminutos, tordos (Curaeus curaeus) (Angelaius thilius) (Molothrus bonaerensi) ceremoniales y metálicos loros (Enicognathus leptorhynchus) (E. ferrugineus) (Cyanoliseus patagonus)el minúsculo sietecolores (Tachuris rubrigastra) de los pajonales, el queltehue (Vanellus chilensis) que al elevar el vuelo despliega su abanico de nieve blanca y negra, el canastero (Asthenes humicola) (A. pyrrholeuca) y el matacaballo (Crotophaga sulcirostris)el fringilo dorado (Carduelis barbata) (C. uropygialis)el jacamar (Galbula ruficauda) y el huilque (Turdus falcklandii)la torcaza (Patagioenas Columba araucana)el chincol (Zonotrichia capensis) y el chirigüe (Sicalis luteola) (S. olivancens) (S. auriventris)la tenca (Mimus thenca) cristalina, el zorzal (Turdus falcklandii) suave, el jilguero (Carduelis barbata) (C. uropygialis) que danza sobre el hilo de la música pura, el cisne austral (Cygnus melanocoryphus), nave de plata y enlutado terciopelo, la perdiz (Nothoprocta perdicaria) olorosa y el relámpago de los fosforescentes picaflores (Sephanoides sephanoides) (Patagona gigas) (Oreotrochilus leucopleurus) (Hodopis vesper)En la suave cintura de mi patria, entre las monarquías iracundas del volcán y el océano, aves de la dulzura, tocáis el sol, el aire, sois el temblor de un vuelo en el verano del agua a mediodía, rayos de luz violeta en la arboleda, campanitas redondas, pequeños aviadores polvorientos que regresan del polen, buzos en la espesura de la alfalfa. Oh vivo vuelo! Oh viviente hermosura! Oh multitud del trino. Aves de Chile, huracanadas naves carniceras o dulces y pequeñas criaturas de la flor y de las uvas, vuestros nidos construyen la fragante unidad del territorio: vuestras vidas errantes son el pueblo del cielo que nos canta, vuestro vuelo reúne las estrellas de la patria" (Los nombres cientificos fueron agregados). En los tiempos actuales, a pesar de ser tan admirado, el Cóndor se encuentra con serios problemas de conservación habiendo desaparecido de importantes extensiones del continente con lo cual no sólo se ve amenazada la supervivencia de esta especie sino también la desaparición de las virtudes fundamentales encarnadas en el rey de las aves, de la sabiduría, la justicia, la bondad y la disciplina. CÓNDOR
Biblografía:
Ricardo Rozzi, GUÍA MULTI-ÉTNICA DE AVES
Pablo Neruda, ODAS ELEMENTALES
Álvaro Jaramillo, AVES DE CHILE
Daniel Martínez Piña y Gonzálo Gonzalez Cifuentes, LAS AVES DE CHILE NUEVA GUÍA DE CAMPO